De cómo Hitler llegó al poder y de cómo Bonheffer lo resistió

 

Un año crucial, 1933. El uso de la radio. Restricciones a derechos fundamentales. El estado en la iglesia.

El 30 de enero de 1933, el presidente del Reich, von Hindenburg, nombra a Adolf Hitler canciller del Reich alemán. Dos días más tarde Hitler pronuncia su primer discurso radiofónico dirigido al pueblo alemán. Coincide que ese mismo día también está programada una conferencia de Bonhoeffer en la radio. El tema: "El Führer y la individualidad en la generación joven". Bonhoeffer no puede terminar su conferencia en la radio; la emisión es interrumpida por la dirección.

El 27 de febrero arde el Reichstag (Parlamento) en Berlín. Al día siguiente se publica el "decreto-ley de la protección del pueblo y del Estado", que seguirá en vigor durante los próximos doce años.

Constituye la base "legal" del incipiente terror nacionalsocialista, que se caracteriza por las restricciones de los derechos fundamentales, como por ejemplo, la violación del derecho a la libertad de expresión, a la libertad de prensa, de asociarse y reunirse, así como por la violación del secreto epistolar, postal, telegráfico y telefónico.

Además, se legitima el allanamiento de morada, así como la confiscación y privación de bienes.

Bajo la influencia de los "Cristianos alemanes" se procede a unificar las diferentes iglesias regionales, hasta entonces independientes, en una Iglesia centralizada del Reich. En las elecciones eclesiásticas, que son convocadas de inmediato, los "Cristianos alemanes" arrasan.

En el "Sínodo Marrón" de la Iglesia regional prusiana se decreta la "ley aria" para la comunidad eclesiástica. El 27 de septiembre de 1933, el sínodo nacional alemán en Wittenberg nombra obispo del Reich alemán al pastor de la Marina Ludwig Müller.

Debido a ese intervencionismo en los asuntos internos de la Iglesia, así como a la casi total aceptación de la ideología nacionalsocialista por parte de los "Cristianos alemanes", en el seno de la Iglesia se forma una oposición, a la que también pertenece Dietrich Bonhoeffer.

Ataca a los nazis en transmisiones radiales

En 1933, ya antes que Hitler llegara al poder, Bonhoeffer, un ministro de la iglesia luterana, ya estaba atacando a los nazis en transmisiones radiales. Se afilió, junto a Karl Barth, a la Iglesia confesante, que se oponía al intento nazi de imponer el antisemitismo en la iglesia y en la sociedad. Denunció a su vez la reacción de la iglesia ante las atrocidades cometidas e insistió en el deber incondicional de la Iglesia hacia las víctimas de la sociedad, fueran o no cristianas.

Mientras muchos teólogos y gentes de iglesia manifestaban una actitud de servidumbre a la autoridad, Dietrich escribió el ensayo intitulado La Iglesia y la cuestión judía, en el que establecía distintos niveles de responsabilidad de la Iglesia frente al Estado, llegando incluso a exigir que la Iglesia, “no sólo se preocupara de las víctimas de la máquina de tortura, sino que llegara a parar la máquina.” De hecho, su lema llegó a ser:

Solo el que levante su voz en favor de los judíos puede cantar gregoriano.

Llegó a ser el líder de un seminario subterráneo con más de veinte jóvenes seminaristas. Ese seminario es visto a menudo como una especie de monasterio protestante, y es responsable de muchas de sus consideraciones acerca de la vida cristiana en lo que se refiere a la comunidad.

 

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