La comunicación como instinto
“...Podemos decir que el más primario, profundo y multiforme de los instintos del hombre es su instinto de comunicación. De él dependen su vida y su realización en cuanto ser humano. Bajo cualquier aspecto que se le considere.
En la medida en que se comunica debidamente, el hombre vive, crece, madura, es fecundo y feliz. Por lo mismo, la incomunicación o la comunicación deformada equivale para él a la frustración y la muerte.
El hecho de que éstas (la frustración y la muerte) abunden, nos muestra que el instinto de comunicación, como todos los demás instintos humanos, también puede pervertirse y conducir exactamente a lo opuesto de su finalidad natural.
Ello ocurre cuando el hombre, cediendo a su egoísmo, prefiere replegarse sobre sí, a costa del abandono o de la dominación, en el plano físico, psicológico o social,de los demás”.
Fuente: Departamento de Comunicación Social (DECOS) - Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) Hacia una teología de la comunicación, Ediciones Paulinas, México, 1988.
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